En el último blog, mientras celebrábamos nuestro primer año, les contábamos que este ha sido un camino lleno de aprendizajes, aprendizajes que nos han tocado las fibras y nos han hecho replantearnos lo que creíamos saber sobre la vida.
Colombia, un país donde la tasa de divorcio es cada vez más alta, cuenta con 4 divorcios por cada 10 matrimonios; y no se confundan, nuestra intención aquí no es hablar sobre el divorcio en sí mismo, puesto que consideramos que, en muchas ocasiones, es la única salida para las parejas con problemas. Sin embargo, lo que sí nos concierne es lo que pasa con algunas de esas esposas después del matrimonio, más exactamente con las amas de casa.
Al liquidarse la sociedad conyugal como consecuencia del divorcio, los bienes son repartidos a la mitad, es decir, sin importar quien haya hecho el aporte económico, ni a nombre de quién se encuentre el bien, la casa de la playa, el apartamento en la ciudad y el carro, son divididos en partes iguales. Para el espectador no conocedor, este es un arreglo ideal, la mujer se lleva la mitad de los bienes, y cree que, con ello, está lista para vivir cómodamente el resto de su vida. Sin embargo, se nos olvida incluir que la casa viene con unos servicios que se deben pagar, el apartamento con una administración que llega a las nubes y el carro con un mantenimiento caro. Frente a este escenario, ¿Qué hace un ama de casa cuyo único ingreso era el aportado por su pareja? … ENDEUDARSE!
El endeudamiento de una ama de casa no sucede como capricho ni por pereza, sucede porque los años de cuidar de la casa, de criar a los niños, de organizar las reuniones, de consolar a la pareja y de ser la verdadera jefa del hogar, no quedan plasmados en un certificado. En un país con tanto desempleo, donde a febrero de 2018 el DANE reportó una tasa del 10,8% de personas desempleadas, no es fácil conseguir un trabajo medianamente bien remunerado si no se tiene experiencia.
Es entonces, cuando unos meses tras el divorcio, las deudas se empiezan a acumular, los bancos empiezan a llamar y el problema se hace más grande. Para algunas amas de casa la solución es más sencilla que para otras, sacrifican su estilo de vida y venden sus bienes para vivir de las ganancias. No obstante, hay otras que deben seguir pagando la universidad de sus hijos, las cuotas del carro y las tarjetas de crédito, aquellas amas de casa que hicieron compromisos económicos contando con un ingreso fijo que ahora ha desaparecido.
Buscando ser justos, debemos reconocer que existen aquellas personas que siguen ayudando a su expareja económicamente tras el divorcio. Sin embargo, y debido a que la ley es muy amplia, la expareja solo tiene obligación económica en caso tal de que su ex-pareja tenga una necesidad inminente, dejando en el limbo necesidades como las del pago del arriendo, la universidad o las tarjetas de crédito.
Por estas razones, y, en honor a todas las amas de casa que se encuentran ahí afuera, pagando consecuencias de un crimen que no cometieron, queremos manifestarles nuestro apoyo, y decirles que hay solución, que la LEY DE INSOLVENCIA DE PERSONA NATURAL NO COMERCIANTE es para todos, que les puede devolver la tranquilidad y que nunca es tarde para comenzar de nuevo.
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